Rollitos de Col Rellenos de Carne | Farcellets

1 hora y 30 minutos

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Rollitos de Col Rellenos de Carne: El guiso que no sabías que necesitabas

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Si alguna vez pensaste que el repollo era aburrido, prepárate para comerte tus palabras… literalmente. Porque estos Rollitos de Col Rellenos de Carne son todo lo que está bien en esta vida: jugosos, sabrosos, reconfortantes y con ese toque de cocina de abuela con cuchillo afilado y carácter fuerte. Aquí no venimos a hacer dieta, venimos a hacer historia culinaria. Y con este plato, te garantizo que la historia va a oler a gloria.

La magia del relleno: carne, pan y actitud

El corazón de estos rollitos no es otro que una buena mezcla de carne picada, miga de pan empapada con leche y algún que otro secreto más. Porque sí, el relleno es como la letra pequeña de un contrato: si lo lees bien, te das cuenta de que ahí está todo lo importante. Y en este caso, lo importante es que vas a usar ingredientes sencillos pero bien trabajados: una mezcla jugosa, condimentada con amor (y sal, pimienta y ajo, claro), un huevo que lo liga todo y unos piñones que le dan ese punto de «aquí se cocina con clase, colega».

El repollo: de secundario a estrella del show

Vamos a darle a las hojas de col su minuto de fama. Porque no se trata solo de envolver el relleno y ya. No, no. Se trata de blanquear las hojas en agua caliente para que estén suaves, dóciles, como un vinilo que suena en bucle en una tarde de otoño. Y después, viene el momento zen del montaje. Cada hoja recibe su porción de gloria (léase: relleno), se enrolla como si estuviera en un spa y se coloca en la cazuela, lista para un baño lento y sabroso.

Una salsa que enamora desde el primer chup-chup

No hay rollito sin su salsa, como no hay bar sin tapa. Aquí entra la cebolla, el ajo, una base de salsa de tomate que huele a domingo y un buen chorrito de vino blanco que sube el nivel como un solo de guitarra en medio de una balada. Todo esto se cocina a fuego lento con caldo de pollo, dejando que los rollitos se empapen de sabor como si no hubiera un mañana.

Una receta con alma… y con hambre

Los Rollitos de Col Rellenos de Carne no son para los que comen por comer. Son para los que saborean, los que cierran los ojos con cada bocado, los que saben que detrás de cada guiso hay una historia. Esta receta tiene raíces, tiene rock, y tiene ese punto de cocina casera que te hace volver a casa aunque no te hayas ido.

Consejo canalla del chef

Si quieres subir esto al nivel de culto gastronómico, acompáñalo con un poco de arroz blanco o unas patatas al vapor con mantequilla. Y si te sobra salsa (que lo dudo), guárdala como si fuera oro líquido. Porque lo es. Hazte un bocata con ella, úsala como base de otra receta o simplemente cómetela a cucharadas como si fuera sopa.

Rollitos de Col Rellenos de Carne: un clásico reinventado

No subestimes el poder de un plato humilde. Este guiso tiene el potencial de convertirse en uno de tus imprescindibles, de esos que repites y perfeccionas, que enseñas con orgullo y que compartes solo con quien se lo merece. Así que ya sabes, ponte el delantal, sube el volumen de tu playlist favorita y dale caña a estos Rollitos de Col Rellenos de Carne. Porque si vas a cocinar, hazlo con estilo. Y con hambre, claro.

Rollitos de col, París y un guiso con acento francés (y callejero)

Imagínate esto: una cocina humeante, olor a sofrito, una copa de vino en la mano y «Paris» sonando de fondo, con ese ritmo entre canalla y nostálgico. Así se cocinan estos Rollitos de Col Rellenos de Carne, con la elegancia de un plato de bistrot, pero con la actitud de quien se ha comido media vida a mordiscos.

La canción no podía ser otra. Ese acordeón con flow rebelde que te arrastra a una París de extrarradio, donde los sabores son intensos y las recetas no se miden en cucharadas, sino en recuerdos. Igual que este guiso: humilde, potente y con esa mezcla de dulzura y mala leche que lo hace inolvidable.

Cada rollito es un abrazo envuelto en repollo, una caricia que ha pasado por sartén, cazuela y chup-chup lento. Y mientras suena Après Le Classe, entiendes que esto no va solo de comer: va de cocinar con alma, de ponerle banda sonora a tu olla y de hacer que hasta el repollo parezca una declaración de amor.

Así que ponte el delantal, sube el volumen, y deja que el ritmo de «Paris» te lleve directo a ese rincón de tu cocina donde todo huele a gloria. Porque sí, estos rollitos de col son pura chanson con garra. Y tú, chef, eres quien marca el compás.

Sin valoraciones, ¿te atreves a ser el primero?

¿Qué ingredientes necesito para esta obra maestra?

Porciones para que nadie se quede con hambre
1 ud Repollo Pequeño Tiene que ser entero para que las hojas se cuezan enteras y así poder rellenarlas
70 gr Cebolla
1 ud Ajo
50 gr Salsa Tomate Si es casera mucho mejor
75 ml Vino Blanco
200 ml Caldo de Pollo
50 gr Miga de Pan
1 Chorro Leche
1 ud Huevo
Sal
Pimienta
Aceite

Instrucciones para tu momento estelar en la cocina

1.
Spa exprés para el repollo
Separar con cariño las hojas del repollo (sin romperlas, que luego hay que vestirlas bien) y darles un baño caliente de un minuto en agua hirviendo. Justo lo necesario para que se relajen y sean más manejables. Luego, las reservamos como si fueran túnicas esperando a ser llenadas de gloria.
¡Hecho! Otro paso hacia la gloria culinaria.
2.
Sofrito con flow
En una sartén con aceite, empieza el festival: cebolla picada, ajo bien finito y una buena cucharada de salsa de tomate. Deja que todo se abrace y reduzca con paciencia hasta que espese y huela a cocina de las que te hacen cerrar los ojos. Añade el vino blanco, sube el fuego y deja que evapore como si fuera un truco de magia.
¡Hecho! Otro paso hacia la gloria culinaria.
3.
El relleno que hace llorar de emoción
En un bol grande, mezcla la carne picada con el huevo, la miga de pan remojada en leche, un diente de ajo machacado y el toque clásico de sal y pimienta. Remueve con las manos, sin miedo, como si estuvieras amasando el futuro de tu estómago. Esto tiene que quedar jugoso y con pinta de querer abrazar una hoja de col.
¡Hecho! Otro paso hacia la gloria culinaria.
4.
Rolling col, baby
Extiende las hojas de col ya cocidas y recorta con delicadeza el nervio central si molesta. Coloca una buena cucharada de relleno en el centro y enróllalas como si fueran pequeños paquetes de felicidad (que lo son). La clave está en cerrarlos con firmeza pero sin romperlos. Luego, acomódalos en la cazuela sobre el sofrito que hicimos antes, cúbrelos con caldo de pollo y tápalo todo. Fuego bajo, 60 minutos y ni lo mires. Que se hagan despacito, como una balada bien cantada.
¡Hecho! Otro paso hacia la gloria culinaria.

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